Sí, he tenido una infancia difícil, pero no quiero seguir utilizándola para justificar un presente de actitudes y comportamientos resentidos o para hacer más valioso mi presente abundante vanagloriándome por mi resiliencia.
Quisiera que me hipnoticen y me hagan ver, sentir y creer que mi pasado fue maravilloso. Que no tuve nada que superar, que todo estaba bien como estaba, que no fue malo, solamente tenía que ser así. Estoy hastiado de la lástima con que veo a quien fui. Agotado de justificarme y decir que hice “bastante” para lo que me tocó.
Ya no quiero resignar lo que puedo ser por lo que fui. No me queda tiempo para seguir opaco por mirarme mal, por esta lástima, por seguir lamiéndome las heridas, por tanta autocompasión. Hoy empiezo de nuevo con el compromiso de no culpar a mi pasado por lo que no me animo a hacer, a decir, a ser.
Si el pasado me va a restar, lo arranco. Si no lo puedo arrancar, le cambio el significado. Puedo reformularlo: no fue un pasado adverso, fue un pasado desafiante. Cambio las fotos etiquetadas, por una película llena de experiencias. Fue difícil, pero fue una aventura. Una aventura necesaria para poder hablar de las dificultades, el dolor y el sacrificio sin hacerlo desde la teoría. Una aventura que todavía no termina, y que hoy empieza con un pasado nuevo y más lindo.



0 comentarios