Un vacío invisible es un espacio que no sabés que te falta. Es de esas cosas que no sabés que no sentís. Puede que lo que tenés, lo que no te falta, le dé esa invisibilidad. ¡Tenemos tanto! Y además la vida, que no da mucho tiempo para nada, avanza y nos hace creer que no sufrimos mayores carencias.
Pero, sin querer ni buscarlo, casi por accidente, un día el vacío se ocupa con algo, momentáneo, por un ratito, y cuando ese algo desaparece, o simplemente se va, ya no es posible volver atrás, ignorarlo u olvidarlo. Dejó de ser invisible; ahora habrá que convivir con ese vacío, habrá que aprender a vivir con esa parte incompleta de la vida, con esos vacíos que eran invisibles.
Entonces será el momento de resistir la tentación de taparlo, de intentar llenarlo con cualquier cosa; habrá que saber honrarlo como el lugar sagrado que fue y hacerse de coraje para mirarlo al menos cada tanto y persistir hasta que algún recuerdo te robe una sonrisa y te quite el amargor de la nostalgia.
Vacíos invisibles
por Gastón Insua
Gastón Insua
Un espacio de intimidad para compartir
Vacíos invisibles
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